PLATO QUE LLEVA EL AGUA
Compadecer a alguien significa exactamente eso: padecer con él. Y compasión es lo que debe haber sentido Tupa, Dios de los guaraníes, por Yasi Rata y su loca historia de amor.
Yasi Rata(que en guaraní significa estrella) era un indio joven y soñador, dulce y muy enamoradizo.
De tan enamoradizo y soñador, Yasi Rata apuntó alto y se enamoró perdidamente de la reina absoluta de la noche, la que ponía más luz en el cielo de su pasión: la Luna. Pero el amor de Yasi Rata era desconsolado y triste como el de cualquiera que debe conformarse con adorar a su novia desde lejos.
El Dios Tupa miraba brillar horas y horas a Yasi Rata hablándole a la luna ilusionadamente, y lo veía llorar de furia cuando las nubes le escondían a su amada o llegaba la hora del amanecer.
El indio ya se había subido al árbol más alto y a la más encumbrada de las montañas sin conseguir tocar el borde de un velo de la luna, y la noche de su perdición quiso buscarla camino del ocaso, decidido a darle alcance cuando tocara el horizonte.
Dolorido y maltrecho, temblando al límite de la derrota se inclinó en un río para refrescarse y vio la imagen de su rostro junto al de su amada, reflejados en el agua. Sin pensarlo dos veces, Yasi Rata intentó arrojarse a los brazos de ella. Pero la última ilusión se le desvaneció, y el agua fue cerrándose como una noche definitiva sobre el enamorado.
El Dios Tupa no quiso que la pasión del indio se muriera sin premio, y desde entonces los guaraníes empezaron a hablar del Irupé (plato que lleva el agua).Porque Yasi-Rata se convirtió en esa rara flor que siempre está mirando al cielo, y durante todas las noches del mundo contempla a su amada serenamente, con un fervor que desorienta a los hombres y conmueve a los dioses.
Adaptación de una leyenda guaraní por el lic. Edgardo Ariel Epherra